Más allá de que esté basada en los libros de George R.R. Martin, Game of Thrones se ha convertido en una de las series más visualizadas a nivel mundial.

Cada persona tiene una visión distinta de los aspectos que más le gustan de la serie, ya sean los escenarios, los personajes, el vestuario, las costumbres o todos estos factores juntos.

Y es que la creación de una obra, sea un libro, un cuadro o una producción audiovisual, hace conexión con el público debido al mensaje que ofrece por su parecido con la realidad que vive.

Puede incluso inspirar a otros productores de la industria a mejorar sus trabajos, o cambiar un aspecto de la personalidad gracias a algún aspecto que toquen en la serie.

Pero yo diría que lo más fascinante de GoT son sus personajes, que cobran protagonismo de manera impredecible y muestran al público un perfil totalmente humano, real.

Por ello que nos identificamos con estos personajes, Tyrion Lannister con su perpicacia, Ned Stark por su rectitud, El orgullo de Daenerys Targaryen, en fin un universo de personalidades que se encuentran presentes en nosotros y nuestro entorno.

Ello sin contar con las situaciones que se presentan, que ilustradas al estilo de GoT, muestran los matices de las sociedades actuales, y cuáles son los intereses que las mueven.

Sin duda, Game of Thrones es una referencia en la cultura popular actual, y gracias al ingenio con que ha sido escrita, perdurará en la mente del público por muchos años.